La fe no es un mero conocimiento, al que se puede acceder sin comprometer la propia vida. Involucra la decisión de arrojarse confiadamente en los brazos de Dios, de dejarse transformar por su gracia, de amarlo de todo corazón.

miércoles, 1 de octubre de 2014

LOS MODERNOS HERODES.

LOS MODERNOS HERODES.

La batalla entre la cultura de la muerte y el evangelio de la vida.

Por peregrino77

Una generación de Modernos Herodes se ha erigido en nuestros tiempos; que haciendo caso a la mentira del enemigo de que serán como dioses (Gen 3,5), ha pretendido tomar el papel de Dios para decidir quién vive y quién no.

Estos lobos abortistas con piel de oveja bajo la máscara de eufemismos tales como el de la “salud reproductiva” o el del “aborto seguro” pretenden escudarse bajo una falsa compasión hacia la mujer embarazada para justificar el asesinato de inocentes aun sin nacer. Debemos tener claro que toda vida es sagrada e inicia desde el momento de la fecundación tal como lo expresa el Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 2258:   “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente”

Es conocido que muchas mujeres embarazadas que tienen la intención de abortar recapacitan y renuncian a tal decisión cuando se les presenta la información verdadera (y no la manipulada o incompleta) acerca de lo que es un aborto y sus consecuencias. Tan solo cuando ven a su bebe en el vientre por medio de  una ecografía se dan cuentan de que es un ser vivo, su propio hijo quien habita en su vientre, que no es una parte de su cuerpo sino una persona independiente en proceso de formación, que a los 18-25 días de gestación ya inicia a latir su pequeño corazón, que cuenta con su propio código genético, independiente de la madre, por mencionar solo algunas evidencias que dan fe de que una nueva vida es la que Dios ha permitido existir en el vientre materno y que si se cuida durante su desarrollo tiene el potencial de vivir muchos años como cualquiera de nosotros.

“Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía;
antes de que salieras del seno, yo te había consagrado,
te había constituido profeta para las naciones” Jer. 1,5

Entre estos modernos Herodes encontramos a las grandes compañías farmacéuticas y centros abortorios (que de ningún modo se les puede llamar clínicas porque una clínica es el lugar donde se procura la salud de las personas, y abortar no es algo saludable sino un asesinato) que en complicidad con los gobiernos de cada nación, así como de médicos y personal auxiliar que han prostituido su profesión en favor de intereses mezquinos llevan a cabo esta masacre despiadada y satánica de miles que niños que no se les ha permitido nacer.

Toda esta cultura de impiedad no se ha establecido de la noche a la mañana sino que ha sido un plan bien premeditado para imponer en la sociedad un desprecio por la vida, haciendo tener una imagen de los seres humanos como “cosas desechables”; y para comprender esto debemos entender lo que es la mentalidad anticonceptiva, donde se trata de eliminar a los “descartables” ya sea por medio de políticas de anti natalidad o proporcionándoles la opción del aborto, esto claro sin decirles las múltiples y desgarradoras consecuencias tanto físicas como psicológicas y espirituales que conlleva dicho crimen. Una mentalidad anti natalista que quiere hacer ver al niño por nacer como un problema, como una carga pesada, que limita la felicidad y realización de la mujer; y que algunos al igual que el Herodes bíblico, ven en el aun no nacido un peligro ante el logro de sus ambiciones.

Estamos inmersos en una sociedad donde se hace caso omiso al evangelio de la vida, el cual a través de la doctrina social de la iglesia así como también del catecismo de la misma y la biblia  nos llama a buscar el bien común de todos, sin discriminación de nadie, sino en solidaridad con el prójimo y en concordancia con la voluntad de Dios. Hay una cultura de la muerte a la cual debemos hacer frente con toda firmeza y valentía, porque se nos pedirá cuenta si es que no somos la voz de los sin voz, del no nacido, defendiendo su derecho a vivir. Ayudaremos procurando que la mujer tenga un embarazo humanizado, y también fomentando la castidad, los valores y retomando la fe en Dios, que es el único que como Señor de la vida, nos ayudara a amarla y hacerla respetar.

Dicen que el  buen juez, por su casa empieza, y mucho de cierto hay en ello, porque es precisamente en nuestros hogares donde debemos desterrar todo aquello que signifique una participación en la cultura de la muerte, como es programas de tv o música que nos muevan a vivir una sexualidad libertina, es decir llegar a pensar que la práctica del sexo recreativo y sin ningún fin, que “pasarla bien”, no tiene consecuencias, cuando es sabido que es evidente que si las hay y muy graves en muchos casos.

 Debemos fomentar desde la niñez un respeto por la vida, Inicia al niño en el camino que debe seguir, y ni siquiera en su vejez se apartará de él (Prov 22,6).

Debemos instruirnos en el tema de la defensa de la vida para poder argumentar a favor del no nacido y para ello podemos recurrir a libros o sitios web de bioética serios, y también algunos escritos que nuestra Madre Iglesia nos ha dado tales como Humanae Vitae de Pablo VI o Donum Vitae entre otros.

Recurramos a la Virgen María  efectiva intercesora en la defensa de la vida, ya que la misma palabra de Dios se refiere a Ella cuando Dios anunció que la Mujer y su Descendencia aplastarían la cabeza de la serpiente infernal (Gen 3,15).

María Madre de piedad defiende al no nacido.
Acordaos, ¡oh, piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir, que ninguno de los que han acudido a vuestra protección implorando tu auxilio, haya sido desamparado por vos. Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén."

Que se mantenga constante en nuestra mente y en nuestro corazón el llamado y vocación que todos tenemos a defender la vida desde su concepción hasta la muerte natural, y que para ello parafraseando al apóstol San Pablo  (1ª Cor 9,16) resuene en nuestro interior como un latido constante del corazón las siguientes palabras:

Ay de mi! Si no defiendo la vida del no nacido.

 Ay de mi! Si no defiendo la vida del no nacido.

Ay de mi! Si no defiendo la vida del no nacido.

                Que Dios los bendiga!!

9 de septiembre de 2014.

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