LOS MODERNOS HERODES.
La batalla entre la cultura de la muerte y el evangelio de
la vida.
Por peregrino77
Una generación de Modernos Herodes se ha erigido en nuestros
tiempos; que haciendo caso a la mentira del enemigo de que serán como dioses (Gen 3,5), ha pretendido tomar el papel de Dios
para decidir quién vive y quién no.
Estos lobos abortistas con piel de oveja bajo la máscara de
eufemismos tales como el de la “salud reproductiva” o el del “aborto seguro”
pretenden escudarse bajo una falsa compasión hacia la mujer embarazada para
justificar el asesinato de inocentes aun sin nacer. Debemos tener claro que
toda vida es sagrada e inicia desde el momento de la fecundación tal como lo
expresa el Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 2258: “La vida humana ha de ser tenida como
sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y
permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo
Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna
circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser
humano inocente”
Es conocido que muchas mujeres embarazadas que tienen la
intención de abortar recapacitan y renuncian a tal decisión cuando se les
presenta la información verdadera (y no la manipulada o incompleta) acerca de
lo que es un aborto y sus consecuencias. Tan solo cuando ven a su bebe en el
vientre por medio de una ecografía se
dan cuentan de que es un ser vivo, su propio hijo quien habita en su vientre,
que no es una parte de su cuerpo sino una persona independiente en proceso de
formación, que a los 18-25 días de gestación ya inicia a latir su pequeño
corazón, que cuenta con su propio código genético, independiente de la madre,
por mencionar solo algunas evidencias que dan fe de que una nueva vida es la
que Dios ha permitido existir en el vientre materno y que si se cuida durante
su desarrollo tiene el potencial de vivir muchos años como cualquiera de
nosotros.
“Antes de formarte en el
vientre materno, yo te conocía;
antes de que salieras del seno, yo te había consagrado,
te había constituido profeta para las naciones” Jer. 1,5
antes de que salieras del seno, yo te había consagrado,
te había constituido profeta para las naciones” Jer. 1,5
Entre estos modernos Herodes encontramos a las grandes compañías
farmacéuticas y centros abortorios (que de ningún modo se les puede llamar
clínicas porque una clínica es el lugar donde se procura la salud de las
personas, y abortar no es algo saludable sino un asesinato) que en complicidad
con los gobiernos de cada nación, así como de médicos y personal auxiliar que
han prostituido su profesión en favor de intereses mezquinos llevan a cabo esta
masacre despiadada y satánica de miles que niños que no se les ha permitido
nacer.
Toda esta cultura de impiedad no se ha establecido de la
noche a la mañana sino que ha sido un plan bien premeditado para imponer en la
sociedad un desprecio por la vida, haciendo tener una imagen de los seres
humanos como “cosas desechables”; y para comprender esto debemos entender lo
que es la mentalidad anticonceptiva, donde se trata de eliminar a los “descartables”
ya sea por medio de políticas de anti natalidad o proporcionándoles la opción
del aborto, esto claro sin decirles las múltiples y desgarradoras consecuencias
tanto físicas como psicológicas y espirituales que conlleva dicho crimen. Una
mentalidad anti natalista que quiere hacer ver al niño por nacer como un
problema, como una carga pesada, que limita la felicidad y realización de la
mujer; y que algunos al igual que el Herodes bíblico, ven en el aun no nacido
un peligro ante el logro de sus ambiciones.
Estamos inmersos en una sociedad donde se hace caso omiso al
evangelio de la vida, el cual a través de la doctrina social de la iglesia así
como también del catecismo de la misma y la biblia nos llama a buscar el bien común de todos, sin
discriminación de nadie, sino en solidaridad con el prójimo y en concordancia
con la voluntad de Dios. Hay una cultura de la muerte a la cual debemos hacer
frente con toda firmeza y valentía, porque se nos pedirá cuenta si es que no
somos la voz de los sin voz, del no nacido, defendiendo su derecho a vivir.
Ayudaremos procurando que la mujer tenga un embarazo humanizado, y también fomentando
la castidad, los valores y retomando la fe en Dios, que es el único que como
Señor de la vida, nos ayudara a amarla y hacerla respetar.
Dicen que el buen
juez, por su casa empieza, y mucho de cierto hay en ello, porque es
precisamente en nuestros hogares donde debemos desterrar todo aquello que
signifique una participación en la cultura de la muerte, como es programas de
tv o música que nos muevan a vivir una sexualidad libertina, es decir llegar a
pensar que la práctica del sexo recreativo y sin ningún fin, que “pasarla bien”,
no tiene consecuencias, cuando es sabido que es evidente que si las hay y muy
graves en muchos casos.
Debemos fomentar
desde la niñez un respeto por la vida, Inicia
al niño en el camino que debe seguir, y ni siquiera en su vejez se apartará de él
(Prov 22,6).
Debemos instruirnos en el tema de la defensa de la vida para
poder argumentar a favor del no nacido y para ello podemos recurrir a libros o
sitios web de bioética serios, y también algunos escritos que nuestra Madre
Iglesia nos ha dado tales como Humanae Vitae de Pablo VI o Donum Vitae entre otros.
Recurramos a la Virgen María
efectiva intercesora en la defensa de la vida, ya que la misma palabra
de Dios se refiere a Ella cuando Dios anunció que la Mujer y su Descendencia
aplastarían la cabeza de la serpiente infernal (Gen 3,15).
María Madre de piedad defiende al no nacido.
Acordaos, ¡oh, piadosísima Virgen María!, que jamás se ha
oído decir, que ninguno de los que han acudido a vuestra protección implorando
tu auxilio, haya sido desamparado por vos. Animado por esta confianza, a Vos
acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me
atrevo a comparecer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes
bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén."
Que se mantenga constante en nuestra mente y en nuestro
corazón el llamado y vocación que todos tenemos a defender la vida desde su
concepción hasta la muerte natural, y que para ello parafraseando al apóstol
San Pablo (1ª Cor 9,16) resuene en nuestro interior como un latido
constante del corazón las siguientes palabras:
Ay de mi! Si no defiendo la vida del no nacido.
Ay de mi! Si no
defiendo la vida del no nacido.
Ay de mi! Si no defiendo la vida del no nacido.
Que
Dios los bendiga!!
9 de septiembre de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario