La fe no es un mero conocimiento, al que se puede acceder sin comprometer la propia vida. Involucra la decisión de arrojarse confiadamente en los brazos de Dios, de dejarse transformar por su gracia, de amarlo de todo corazón.

jueves, 5 de octubre de 2017

Una persona que ha olvidado sus propias raíces está enferma, dice el Papa

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