Martin Valverde Rojas
8 h ·
Hola, un saludo para todos de parte mía y de mi familia. Esto se dice rápido, pero compartírselos así, con esas palabras, es un verdadero regalo de Dios el poder decírselos y escribirlo. Les cuento brevemente, hace un mes un 27 de marzo del 2017, era un día común y corriente para los Valverde Watson. Era el último lunes de cuaresma, Lizzy mi esposa y yo fuimos por nuestro hijo menor Pablo a su centro de formación, Algarabía. Llegamos en horario lo recogimos y aprovechamos para saludar a un par de los maestros en especial a José Luis y “Peque” que estaban ahí, y nos incorporamos de vuelta a la calle principal que lleva hasta la entrada de nuestro barrio, la Avenida López Mateos. Quisiera ofrecer más detalles pero me temo que no puedo porque simplemente no recuerdo absolutamente nada de lo que sucedió; desperté hasta tres días después del siniestro en un segundo hospital. Resumidamente, mi esposa venía conduciendo, yo venía atendiendo a Pablo que estaba en el asiento de atrás y lo que me cuentan es que sin más y de repente, un auto grande, de hecho, una camioneta Lobo, venía en el carril de alta velocidad nuestro pero, aclarando, ¡en sentido contrario a todos los que veníamos sobre la avenida de norte a sur!., como dicen en Centroamérica: contra vía y en el carril de alta. Por si esto fuera poco, este auto acelera a todo lo que da e intenta dar una vuelta en U justo donde estamos nosotros, dándonos un golpe de frente absoluto y contundente. Dice mi esposa que de haber venido en un auto más pequeño simplemente nos mata, ella alcanzó a frenar en seco y la camioneta en la que veníamos respondió al 100% pues su estructura nos protegió de que fuera todo mucho peor. Por la velocidad de las circunstancias , un auto que venía justo detrás de nosotros nos golpeó por la parte de atrás, pero el chofer de esa unidad resultó ser un héroe totalmente responsable, se bajó y dándose cuenta del contexto, ayudó a atender a Pablo que en ese momento estaba en un grito de dolor, cargándolo y llevándolo hasta su propio auto . Dice mi esposa que yo quedé como dormido, lateralmente acostado al centro del auto sobre las marchas, ella simplemente alcanzó a mecerme, a moverme y yo desperté tomando un aire total en medio de un alarido contenido. Tres días y dos hospitales después volví en mí para empezar a entender que había pasado. Mi esposa se había fracturado en partes diferentes de su pierna derecha, Pablo mi hijo y yo habíamos sido intervenidos en el intestino yo además en el bazo. Ha pasado un mes del evento, y le digo así, “evento”, porque decirle accidente es minimizarlo. Accidente es cuando algo funcionó mal o similar, esto fue una imprudencia total de una persona sin cabales, con total alevosía y ventaja, y de no haber sido nosotros, hubiese sido otra persona o familia, y eso no se vale, no hay una explicación humana que justifique el hecho de ir a toda velocidad en contra sentido de todos . Aún así, nuestro perdón ya ejercido y ya dado, sigue en buen proceso frente al alma de esta persona, sin dejarle espacio al rencor en ninguna presentación.
Nos tocó vivir un Tríduo Pascual como nunca, al pie de La Cruz y ofreciendo todo lo vivido para la Gloria de Dios.
A un mes de acontecido todo, es Pablito quien sigue pagando con su salud lo que sucedió. Le han hecho una colostomía por una peritonitis que se dio; una traqueostomía para ayudarlo con uno de sus pulmones que colapsó, y sigue en la lucha, ahora por una fiebre que pudo haberle causado un catéter que tenía hace días en él. Lizzy está mejor, y en total función de Pablo, no obstante la ayudamos a descansar y reponerse cuando está en casa. Yo por mi parte sigo reponiéndome, mi estómago está bien, el bazo regenerándose, y solo me queda ayudarme caminando, haciendo ejercicios específicos, y cuidándome con un collarín especial, pues sí tuve una lesión por la zona del cuello que debo de prevenir. He ofrecido al Señor mi impotencia y debilidad sabiendo que en eso Él se hace fuerte; y desde ahí admirando y agradeciendo la fortaleza de amigos y hermanos que nos han rodeado con su asistencia y cariño. Me faltan palabras para agradecer las oraciones de fe e intercesión de tantos y tantas desde diversas partes del mundo, soy testigo de que la Oración del Justo es poderosa. (Santiago 5,16) Hoy, finalmente, tomé mi guitarra, y aunque un poco descoordinado al principio, pude retomar el instrumento y empezar de nuevo entre lágrimas de agradecimiento interpretar para Dios mis pobres notas. En medio de todo, hemos estado orando y ofreciendo lo que vivimos por todos; pues el mundo sigue loco, y necesita de nuestra labor y oración. Dios bendiga a los que siembran la paz, a los hijos e hijas de Dios que la siembran y la traman desde su oración y sencillez. (Mateo 5,9).
Les aviso que Para Mayo 20 será nuestro primer concierto de vuelta, en Guadalajara, en el Diana. Siempre pido a Dios por los conciertos, ahora no se diga, estamos completamente en Sus Manos providentes y misericordiosas sabiendo nuestra debilidad, igual ese día, habrá concierto. Según mis terapeutas para esa fecha estaré mejor, y podré compartir con uds en un Concierto de agradecimiento.
Una vez más y las que sean necesarias, GRACIAS A TODOS por su oración, por cubrirnos con Su Oración. Paz y bien para todos. En la mañana del evento triste que vivimos, El Evangelio decía: “Al oír esto, Jesús dijo: «Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Juan 11,4. Nos aferramos a ella en medio de todo lo vivido y seguimos confiando en Jesús y Su Palabra. Paz y bien para todos.
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