La fe no es un mero conocimiento, al que se puede acceder sin comprometer la propia vida. Involucra la decisión de arrojarse confiadamente en los brazos de Dios, de dejarse transformar por su gracia, de amarlo de todo corazón.

martes, 21 de febrero de 2017

El Papa Francisco propone este “santo” remedio ante la ambición y la mundanidad

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