La fe no es un mero conocimiento, al que se puede acceder sin comprometer la propia vida. Involucra la decisión de arrojarse confiadamente en los brazos de Dios, de dejarse transformar por su gracia, de amarlo de todo corazón.

jueves, 8 de octubre de 2015

Si la gente mala es “feliz” ¿Sirve ser bueno? La respuesta del Papa Francisco

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