La fe no es un mero conocimiento, al que se puede acceder sin comprometer la propia vida. Involucra la decisión de arrojarse confiadamente en los brazos de Dios, de dejarse transformar por su gracia, de amarlo de todo corazón.

jueves, 1 de octubre de 2015

Que jamás se nos apague la nostalgia de Dios, pidió el Papa

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