La fe no es un mero conocimiento, al que se puede acceder sin comprometer la propia vida. Involucra la decisión de arrojarse confiadamente en los brazos de Dios, de dejarse transformar por su gracia, de amarlo de todo corazón.
Lee aquí diez frutos de la confesión frecuente http://t.co/RMsdXSTXGV Imagen pic.twitter.com/KDhFFQewkE— Catholic.net (@Catholic_Net) octubre 8, 2015
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