La fe no es un mero conocimiento, al que se puede acceder sin comprometer la propia vida. Involucra la decisión de arrojarse confiadamente en los brazos de Dios, de dejarse transformar por su gracia, de amarlo de todo corazón.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Homilía del Papa Francisco en Vísperas con sacerdotes y religiosas en Nueva York

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